viernes, 10 de octubre de 2008


Que lástima que nunca te alcancé, que no pudo ser, que no te pude mostrar todo lo que yo te puedo amar. Realmente es penoso haber esperado tanto tiempo para nada, haber ideado miles de formas de enamorarte, para que vos sigas como si nada, sin ser feliz. Tal vez, quien sabe, conmigo, juntos, hubiésemos podido ser felices, amarnos. Podría haber escrito que se sentía sentirse amada con locura, que se sentía alcanzar el punto límite del amor.

Qué lastima sufrir de esta manera y que nunca lo sepas, escribirte millones de cosas entre llantos inconsolables para que al leerlos te surja la duda de para quién será sin que se te cruce por la cabeza que sos vos.
Y no percibirás que mi presencia se desvanece al pasar el tiempo, no me extrañarás, no me llamarás para preguntar que es de mi vida, no lamentarás la ausencia de mis palabras, ni maldecirás el día en que escuchaste mi voz, porque yo si lo hago, me gustaría que ese mismo día no te hubiese reconocido y seguir de largo.

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